Windows 10 se resiste a morir: qué significa para el mercado de PCs y componentes

Aunque el soporte estándar de Windows 10 ya tiene fecha de caducidad, el sistema operativo sigue instalado en cientos de millones de ordenadores en todo el mundo. Distintas estimaciones sitúan el parque de dispositivos con Windows en torno a los 1.400 millones, y una parte muy importante de ellos continúa anclada en Windows 10.

Para fabricantes y tiendas de componentes, la situación es paradójica:

  • Por un lado, hay una base enorme de usuarios con equipos que no cumplen los requisitos de Windows 11, lo que apunta a un ciclo de renovación de hardware muy potente.
  • Por otro, millones de PCs siguen “funcionando bien” a ojos del usuario, lo que retrasa la decisión de cambiar placa, procesador o incluso equipo completo.

En una web de componentes y ordenadores, este contexto no es un dato de curiosidad: es el mapa real del mercado al que se venden placas base, CPUs, RAM, SSD o fuentes de alimentación.


Medio mundo en Windows 10… y medio parque sin camino fácil a Windows 11

En los últimos meses, directivos de grandes fabricantes como Dell han dejado caer cifras muy reveladoras:

  • Aproximadamente 500 millones de PCs con Windows 10 serían demasiado antiguos para instalar Windows 11 de forma oficial.
  • Otros 500 millones de equipos sí serían compatibles, pero todavía no han dado el salto.

La principal barrera no es tanto el rendimiento, sino los requisitos de seguridad y plataforma que Microsoft exige para Windows 11:

  • CPU relativamente moderna y certificada.
  • TPM 2.0 (módulo de plataforma segura), ya sea integrado en la placa base o dedicado.
  • Arranque seguro (Secure Boot) en modo UEFI.

Esto deja fuera a una enorme cantidad de PCs montados entre 2015 y 2018, con procesadores perfectamente válidos para tareas diarias, pero sin TPM 2.0 activo o sin firmware UEFI preparado para cumplir con las nuevas reglas. Muchos de esos equipos usan todavía placas base con BIOS heredada, chipsets de hace dos o tres generaciones o configuraciones híbridas que complican la actualización.

Para el usuario final, la sensación es frustrante: “mi PC va bien, pero Windows me dice que no puedo instalar la versión nueva”. Para el canal de componentes, es una señal clara: se acerca una ola de renovaciones de placa + CPU + RAM (y a veces de equipo completo) en los próximos años.


Cuántos Windows siguen vivos: radiografía aproximada

Si se cruzan los datos públicos de cuota de mercado con el tamaño estimado del parque Windows, la foto, grosso modo, sería algo así:

Estimación orientativa del parque Windows (escritorio)

Versión de WindowsCuota aproximada sobre PCs con WindowsPCs estimados en uso*
Windows 11~50–55 %~700–780 millones
Windows 10~40–45 %~550–650 millones
Windows 7~2–3 %~25–40 millones
Windows 8 / 8.1~1 %~10–15 millones
Windows XP / Vista<1 %“unos pocos” millones
Windows 2000/ME/9x/95/3.x<0,1 %cientos de miles, como mucho

*Son cifras aproximadas, pensadas para tener una escala de magnitudes, no un censo exacto.

La primera conclusión es evidente:

  • La batalla principal está entre Windows 11 y Windows 10.
  • Pero la “cola larga” de versiones antiguas sigue siendo relevante en números absolutos. No es lo mismo un 0,5 % cuando el parque son 1.400 millones de equipos que cuando eran 200 millones.

En la práctica, eso significa que todavía hay:

  • Decenas de millones de PCs con Windows 7 en PYMES, oficinas y entornos donde “nadie se ha atrevido a tocar nada”.
  • Algunos millones de equipos con Windows XP o Vista en cajeros, máquinas industriales, sistemas médicos o terminales de punto de venta.
  • Y un número muy pequeño —pero no cero— de máquinas con Windows 95/98 o incluso Windows 3.x, casi siempre en manos de coleccionistas, museos o entornos muy específicos.

¿Qué implica esto para el negocio de componentes?

Desde el punto de vista de una tienda de hardware o integrador de PCs, el mapa anterior se traduce en varias tendencias claras.

1. Renovación de plataforma: adiós a las placas “sin TPM”

Todo equipo que quiera pasar de Windows 10 a Windows 11 de manera oficial necesita:

  • Placa base con UEFI + Secure Boot funcional.
  • TPM 2.0, ya sea vía chip dedicado o firmware (fTPM, PTT, etc.).
  • CPU dentro de la lista de procesadores soportados por Microsoft.

Eso pone el foco en:

  • Nuevas placas base AM5 (para Ryzen 7000/9000) o LGA1700 / sucesores en Intel, ya pensadas para Windows 11.
  • Actualización de equipos con plataformas AM4 o LGA1200/1151 donde el usuario quiera exprimir el hardware actual y luego decidir si cambia o no sistema operativo.

Para el canal, aquí hay una oportunidad de packs de actualización (placa + CPU + RAM DDR5 o DDR4 según plataforma) específicamente orientados a “preparar tu PC para Windows 11 y lo que venga después”.

2. SSD y RAM: el “combo” casi obligado

Muchísimos de esos 500 millones de PCs “demasiado viejos” para Windows 11 siguen corriendo con:

  • HDD mecánico como unidad principal.
  • 8 GB de RAM (o menos) en doble canal… cuando hay suerte.

Incluso aunque el usuario decida mantenerse en Windows 10 hasta el final, hay un nicho enorme para:

  • Migrar a SSD NVMe o SATA para alargar dos o tres años la vida útil del equipo.
  • Subir a 16 GB de RAM en equipos de uso ofimático, navegación y trabajo remoto.

Para una web de componentes, tiene mucho sentido ofrecer kits de actualización básicos (SSD + RAM) como alternativa a cambiar de PC completo, sobre todo mientras el cliente decide qué hacer con el salto a Windows 11.

3. La oportunidad del reacondicionado

Todo lo que hoy se considera “viejo” para Windows 11 puede ser perfectamente válido para:

  • Montar equipos reacondicionados con Windows 10 para usos muy concretos.
  • Vender PCs de gama básica para estudiantes, aulas, terminales de punto de venta, kioscos, etc.
  • Destinarlos a Linux en escenarios donde solo se necesitan navegador, ofimática y acceso a servicios web.

Un parque de 500 millones de PCs sin camino fácil a Windows 11 es también un gigantesco vivero para:

  • Programas de recompra, en los que la tienda recoge equipos antiguos y ofrece descuentos en plataformas modernas.
  • Stock de segunda mano o reacondicionado, con garantía, orientado al segmento precio-sensible.

¿Y los Windows “prehistóricos”? De XP a Windows 95

El caso de Windows 10 y 11 tiene un impacto directo en ventas de hardware. Los sistemas más antiguos, en cambio, viven sobre todo en nichos muy concretos:

  • Industria y automatización: máquinas de control, PLCs y sistemas SCADA que llevan años funcionando con Windows NT/2000/XP y que están conectados a hardware específico difícil de migrar.
  • Sanidad y laboratorio: equipos de diagnóstico con software certificado para versiones muy concretas de Windows; cambiar el sistema implica recertificación, algo costoso y lento.
  • Administraciones con aplicaciones a medida: herramientas desarrolladas hace más de 20 años, que solo funcionan en entornos muy específicos y todavía no han sido reescritas.
  • Retro y coleccionismo: entusiastas montando torres con Windows 95, 98 o 3.11 para juegos clásicos y experimentos.

Aquí el papel de una tienda de componentes es distinto:

  • Suministro de fuentes de alimentación compatibles, tarjetas PCI/AGP de segunda mano, adaptadores, cables, etc.
  • Soporte con tarjetas de red modernas que permitan, por ejemplo, aislar estos equipos detrás de una pasarela más segura.
  • Asesoría para virtualizar sistemas antiguos en hardware moderno, usando máquinas virtuales y manteniendo el entorno original para las aplicaciones críticas.

Las cifras son pequeñas en términos de mercado de consumo, pero relevantes en facturación de servicio, soporte y proyectos específicos.


¿Qué debería hacer hoy un usuario con Windows 10?

Si el lector de una web de componentes se reconoce en este escenario (“tengo Windows 10 y no sé qué hacer”), el mapa de opciones es bastante claro:

  1. Comprobar compatibilidad con Windows 11
    Usar el comprobador oficial o herramientas de terceros para ver si el cuello de botella está en la CPU, el TPM/UEFI, o simplemente en la falta de activación de ciertas opciones en BIOS.
  2. Si el PC es compatible, valorar el salto progresivo
    • Actualizar primero a SSD si aún hay HDD.
    • Subir a 16 GB de RAM si el uso lo justifica.
    • Hacer una copia de seguridad (backup completo) antes de migrar.
  3. Si el PC no es compatible, hay tres caminos
    • Actualizar plataforma (placa + CPU + RAM) reciclando caja, GPU y otros componentes.
    • Mantener Windows 10 mientras haya parches de seguridad, reforzando copias de seguridad y buenas prácticas.
    • Pasar a Linux en equipos con uso sencillo y sin dependencia de aplicaciones Windows críticas.
  4. Evitar “parches” inseguros
    Instalar Windows 11 sorteando los requisitos puede funcionar en algunos casos, pero no es una solución aconsejable en entornos de trabajo o equipos que se usen a diario para operaciones críticas.

Conclusión: entre la oportunidad comercial y el reto de seguridad

Que casi 1.000 millones de PCs sigan en Windows 10 y que alrededor de 500 millones no puedan instalar Windows 11 por hardware no es solo un dato curioso:

  • Es una oportunidad de renovación para el mercado de componentes, PCs premontados y servicios de migración.
  • Es también un reto de seguridad: cuanto más se alargue la vida de sistemas sin soporte completo, mayor será la superficie de ataque para malware y ransomware.
  • Y abre la puerta a modelos más sostenibles: reacondicionado, reciclaje de componentes, migraciones a Linux y virtualización de sistemas heredados.

Para una tienda de componentes y ordenadores, entender este mapa no es teoría: es la base para diseñar catálogos, bundles y servicios que acompañen a los usuarios en el salto de Windows 10 al futuro… sin dejar tirados millones de equipos que todavía pueden dar mucho juego, con el hardware adecuado.

vía: Windows 10 se resiste a morir